Ingeniería de la Conducta 

Blog de Alex Ponce Aguirre

Un deseo social a nuestro alcance

14 May 2012 | Reflexión | 0 Comentarios

Vivir en sociedad nos da la oportunidad de descubrir lo importante de saber relacionarse con las personas indicadas.

Tenemos la dicha de poder relacionarnos interpersonalmente con los que están a nuestro alrededor, como personas nos definimos como seres sociales, aunque nos guste a veces la soledad, tenemos que reconocer que fuimos creados no para vivir aislados, sino para estar en compañía.

Se ha puesto de moda la palabra social, una palabra tan antigua como sus propios deseos, sin embargo estos dos conceptos se asocian muy bien en el campo de las relaciones humanas, desde el introvertido hasta el clásico tímido, persiguen el deseo de contactarse con los demás.

Hoy existen diferentes medios de comunicación que nos ofrecen un sin número de herramientas que nos acercan a gran velocidad a una interacción con personas alrededor del planeta, satisfacemos el deseo de pertenencia a través del poder de la palabra escrita.

Sin embargo la naturaleza nos recuerda nuestra necesidad de sentirnos acompañados, con un calor fraternal por alguien que esté a nuestro lado en las diferentes circunstancias que la vida nos ofrece.

Equilibrio y razón.

A esto llamamos un deseo social, pero que debe de mantenerse justo en el centro, entre el aislamiento total y la entrega desmedida a las relaciones interpersonales. El equilibrio, una vez más está en la razón. Las personas gustan de su completa personalidad, pero también se enriquecen con el contacto con los demás. Esto no significa en ningún caso estar aprovechándose del prójimo, como suele ser en algunas prácticas dentro de las “relaciones públicas”. Las relaciones humanas tienen un componente espiritual, cultural, y mental de gran intensidad, y es incorrecto el instrumentalizarlas.

Un peligro constante.

Existe también un deseo social enfermizo de conocer la vida de ciertos personajes populares que aparecen en la televisión, eso es parte de un deseo social corrompido cuando es cero aporte al desarrollo personal. A veces nos interesamos por las andanzas de esos personajes sin ningún interés, incluso algunos se identifican con ellos tomándolos como modelo a seguir. En la mayoría de las veces no hay verdadero contacto: incluso la personalidad por evitación más obstinada puede encontrar en ese camino torcido una vía de satisfacer deseos sociales residuales.

El mejor deseo social.

Existe una manera particularmente positiva de deseo social, este se encuentra en el interés por relacionarse con personas interesante y que están a nuestro alcance, personas cultas y con una vida llena de sentido. De esas personas se puede aprender muchas enseñanzas a veces vitales para la vida.

Nuestro alrededor cotidiano puede estar colmado de personas de las cuales se puede aprender.

Por descripción médica me veo en la obligación cada día de dar un paseo en bicicleta; los parques aquí en Atenas son muy comunitarios, y en estos paseos me encuentro con muchas personas mayores, algunos de ellos verdaderos señores pensantes, de ellos he aprendido mucho, he hablado con ex combatientes de la segunda guerra mundial, con descendientes que emigraron de Grecia en el tiempo de la ocupación turca etc., gente con las cuales hay mucho  que aprender, de historias y de situaciones cotidianas. Ellos al igual que los Epicúreos, filósofos antiguos, todavía siguen la tradición de reunirse en los jardines para conversar.

Filósofos de la vida moderna.

La vida nos ofrece la oportunidad de conocer personas cada día, de relacionarnos con conocidos y desconocidos, de cultivar amistades, de crear vínculos personales, que nos acercan a un círculo social determinado; pero quizás una de las mayores oportunidades que la vida nos ofrece es relacionarnos con personas mayores, lo bueno de estas personas, que por sus años vividos, viven la vida con sabiduría, han recorrido ya una buena parte del camino, lo que los capacita como verdaderos filósofos de la vida cotidiana, de esa vida práctica y sencilla, donde se camina moviendo piedrecita tras piedrecita hasta llegar a mover la “montaña”, de esos consejos de sabiduría de años, se sacan las mejores enseñanzas. No hay relación social más apreciable que la que se puede tener con este tipo de personas, las cuales con el tiempo se transforman en un verdadero deseo social.

Los pasos de la sabiduría son los años y el color de los años, el cabello blanco.

@AlexPonceAg

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ALEX PONCE AGUIRRE
Realizador visual, escritor y analista social. Autor de los libros “Encuentros de Silencios”, “Las Siete Páginas del Séptimo Día” y "La Llave Inglesa de las Emociones".
Chileno, radicado en Atenas, Grecia.


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